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lunes, 9 de mayo de 2011

Fenomenología de la ciudad #2


La consideración del espacio propia de la arquitectura moderna naturaliza el sistema representativo heredero por una parte de la geometría euclidiana, y por otro de la perspectiva de Vasari. La concepción, construcción, representación y valoración del espacio arquitectónico prescinde de la contingencia epistemológica de los atributos geométricos renacentisas (tres dimensiones, línea de tierra, puntos de fuga) elevándolos al estatuto de verdad ontológica, reduciendo las anomalías de su no correspondencia a la realidad a la condición de supuestas aberraciones ópticas, y estableciendo un sistema universal de referencia (la Planta y el Alzado: el punto de vista de Dios) como único lenguaje capaz de dar cuenta del espacio-objetivo-en-sí.



Dicha concepción del espacio es estricta y categóricamente convencional, la hipostatización de un concepto trascendal que sólo es correcto asumiendo una serie de axiomas apriorísticos: punto de vista de dimensión cero, horizonte sobre un plano horizontal de dimensión infinita, reflexión radicalmente plana, absoluta cancelación de la relación dinámica y diacrónica entre el sujeto y el objeto de la percepción, así como del condicionamiento noético-noemático de cualquier espacio percibido.


La serie de imágenes que acompañan a estas meditaciones son fotogramas provenientes de grabaciones en vídeo de recorridos aleatorios por la ciudad, realizadas con dispositivos móviles y sin ningún tipo de filtro o manipulación óptica: provienen de vídeos grabados en movimiento. En ellas se evidencia la insuficiencia del sistema perspectivo tradicional para objetivar positivamente las características del espacio percibido.
La planeidad de los planos, la rectitud de las rectas y la redondez de los círculos son axiomas aprehendidos dogmáticamente e interiorizados de tal manera que condicionan el aparato perceptivo-cognitivo del espectador. El espacio miesiano es sólo uno de los infinitos espacios gnoseológicamente posibles, si bien ha sido naturalizado como el único desde la modernidad, e interiorizado por el hombre contemporáneo como el espacio real, determinado por relaciones lógicas.



Quizás, el factor más insuficiente de la perspectiva tradicional es su desconsideración del factor tiempo, al asumir como principio fundamental el axioma de que la percepción del espacio recorrido es parametizable como una suma de instantes ("fotogramas") en correspondencia biunívoca real entre el objeto-en-sí y su imagen mental, reducción en base a la cual el movimiento y los fenómenos perceptivos que de él se derivan no pueden ser más que aberraciones ópticas respecto a un mundo estático, euclidiano, sólido y extensivo, en el que la espacialidad es independiente de las variables intensivas, y en el que la subjetividad es un funtor que oscurece la cientificidad del espacio-en-sí.


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