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martes, 5 de abril de 2011

Arte / facto #7: Ética Metafísica

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Ética metafísica = Lógica estética


El sentido de los latidos armónicos antagónicos del Cosmos
(todo lo unido tiene a separarse y todo lo separado tiende a unirse)




A pesar de la voluntad de asimilación intelectual de lo más propio del pensamiento y de la filosofía griegos por parte de la metafísica occidental en los dos últimos milenios, algo que denomino «lo griego» no se ha dejado civilizar por esa estrategia culta y distante que impondrá el historicismo sobre todo lo que extiende su manto apaciguador.

La distancia objetivante que impone la cientificidad legitimadora propia del discurso historicista convierte en objeto de museo o en pieza de anticuario, lo que aún desde su presencia, presente en material que lo perpetúa, quiere alertar nuestra atención sobre su(s) sentido(s).

En «lo griego», lo humano y el entorno en el que se inscribe dicha condición ontológica, están sacralizados por una inmanente dimensión enigmática que promueve un trato pleno de respeto (αἰδώς, θάμβος) con todo lo que presente expresa los latidos de su presencia. Pues no sólo los dioses son divinos. Porque en cuanto inmortales, si son más que los hombres, los hombres no son menos que los dioses, ya que Ἀνάγκη lo rige todo. Ni el mismo Zeus puede sustraerse a la panarjeia de Ἀνάγκη ni al poder del «destino fatal».

No menos importante que la actitud teórico hermenéutica en este acercamiento a lo propio de «lo griego» es no olvidar la fundamental dimensión práctica que hace de «lo griego» una experiencia espiritual originaria plenamente actual.





Para ello debemos dejar que la εὐσέβεια empape nuestra fibra sensible acompasando nuestro ritmo vital con el latido armónico antagónico (παλίντροπος ἁρμονίη) del ser vivo que es el Κόσμος. De este modo el misterio que envuelve a todo lo presente en cuanto a su presencia como dimensión divina de lo existente, y que justifica nuestro cuidado respetuoso (εὐσέβεια) para con ello, queda a salvo.

¿Cómo atrevernos entonces a intervenir con intención apropiadora en el armónico antagonismo del cosmos, si, primero, no estamos en disposición de comprender el λόγος responsable de lo presente? Porque de eso no hay duda, para el pensamiento filosófico griego hay λόγος. Lo contrario sería delegar el sentido de los latidos armónicos antagónicos del Κόσμος en alguna voluntad todopoderosa que al final tendría que explicar el sentido del dolor y de la muerte recurriendo a un libre albedrío tutorizado.

Las ocurrencias teocráticas parahelénicas sólo han servido a lo largo de los siglos para legitimar voluntades de poder que a través de la moral de la culpa y del castigo han impuesto destinos innecesarios a los hombres.

El λόγος griego, es cierto, no promete salvarnos de nuestra condición mortal, pero, si atendemos en la dirección vital que propone su sentido, consigue que el miedo y la locura no acaben con la τιμή que constituye la esencia de la humanidad del sujeto humano. Un λόγος trágico, quizá, en la medida en que su sentido lo vincula a la inmanencia propia de la tierra, y a través de ella al surgir y perecer sin redención propios de la φύσις, junto al dolor que ello produce en el humano. Pero no por ello menos λόγος, en cuanto que integración de la diferencia de lo existente en la matriz donadora de sentido que desde sí misma muestra los caminos por los que la vida puede discurrir valiosamente.

Desde Hegel, y de manera aún más radical con Nietzsche, Heidegger, Gadamer y otros muchos autores contemporáneos, los textos de la filosofía griega han dejado de ser objeto de interés sólo para filólogos, historiadores o anticuarios, convirtiéndose en los textos con los que el diálogo da lugar a la contemporaneidad de lo por pensar. Una situación radicalmente nueva si se tiene en cuenta que durante toda la Edad Media y la época Moderna la relación del pensar con la filosofía griega ha sido, en Occidente, una relación de superioridad, bien en el sentido que propicia el convencimiento de estar en posesión de la verdad, sea ésta revelada, bien en el sentido que posibilita el nuevo espíritu cartesiano que se adueña de la modernidad, para el cual la φύσις convertida en naturaleza se expresa mediante el lenguaje de la cantidad y debe ser dominada en la dirección instrumental que beneficia al poder.











Sin embargo, como bien lo expresa R. D. Laing en su libro “El yo dividido”:


Aquí tenemos la paradoja, trágica en potencia, de que nuestra relación con los otros es una parte esencial de nuestro ser, como lo es nuestra separación, pero ninguna persona en particular es una parte necesaria de nuestro ser.



Y por extensión, aunque podamos ser esenciales para algún ser, nosotros tampoco somos particularmente ninguna parte necesaria de ningún ser, puesto que el ser no existe más allá de su sistema de relaciones cambiantes, fruto del devenir que le da su existencia; que más que existencia, como explica Laing, de lo que se trata es de una “esencia”.






¡Pero esto no es todo, amigos! Recientes investigaciones científicas han demostrado que más importante que el sistema nervioso central, puede ser el neurointestinal (s. n. entérico)






Y aquí es cuando “la ciencia” se da de narices con Pascal y su famosa frase: “todo nuestro razonamiento consiste en ceder al sentimiento”.

Lo que nos lleva, por extraño que parezca, a retomar a Antonin Artaud y su “oficina de investigaciones surrealistas”, en la que expresó de forma inequívoca en qué consiste la revolución:



Esta revolución apunta a una desvalorización general de los valores, a la depreciación del espíritu, a la desmineralización de la evidencia, a una confusión absoluta y renovada de las lenguas, al desequilibrio del pensamiento.

El surrealismo, más que creencias, registra un cierto orden de repulsiones.
El surrealismo es ante todo un estado de espíritu, no preconiza recetas.

El surrealismo ha juzgado el espíritu.
No hay sentimientos que formen parte de él mismo, no se reconoce ningún pensamiento. Su pensamiento no le fabrica un mundo al que razonablemente acepta. Desespera de alcanzar el espíritu.

Y, sin embargo, entre las fallas de un pensamiento humanamente mal construido, desigualmente cristalizado, brilla una voluntad de sentido. La voluntad de aclarar los desvíos de una cosa aún mal hecha, una voluntad de creencia.
Aquí se instala cierta Fe, pero que los coprolálicos me entiendan, los afásicos y en general todos los desacreditados por las palabras y el verbo, los parias del Pensamiento.
Hablo sólo para ellos.









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6 comentarios:

  1. http://images.zaazu.com/img/clap-animated-animation-clap-smiley-emoticon-000340-large.gif

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  2. algo así, ¿no?
    http://captainstlucifer.files.wordpress.com/2007/12/awakening.jpg

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  3. http://www.paul-gauguin.net/The-Loss-Of-Virginity-Aka-The-Awakening-Of-Spring.jpg

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  4. Yo soy más de "loss of virginity" que de "captainslucifer"... pero... What virginity?

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  5. En mi imaginario, Gauguin representa un arquetipo que me gusta mucho: el del hippy ilustrado, snob y de pasado burgués, que en un determinado momento se aburre de la nurtura y decide volver a la natura.
    Un hippy que lo es tras haber recorrido un camino. Me gustan muchas cosas de los hippies,pero hay algo en ellos (un poco de fundamentalismoingénuo, una estética muy poco sutil,un poco de teatrillo...) que no me termina de convencer. Gauguin en cambio sí que me convence, totalmente (no sé por qué suelto este rollo, porque cuando puse la foto era sólo para exponer una imagen conforme a lo que me sugiere tu texto, y que para mí tiene que ver con la dignidad y la sabiduría del cuerpo, o algo así)

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  6. Creo que tu refieres a los "bioguais". Pero Gauguin tal vez pertenezca más a esos otros de "virginidades nurturales". Me refiero a los que no podemos abandonar el individualismo burgués en el que hemos crecido, en aras de un fundamentalismoingenuo hippy.

    Lo que yo me pregunto es si eso es un tipo interesante de "virginidad" que perder, o tal vez sea hora de buscar otras "virginidades nurturales" más interesantes que "utilizar" -que creo una idea mejor que la idea de perder-.

    Lo digo porque, creo que es Deleuze el que dice que hay que salir de la idea de represión, porque ésta significa que tenemos que liberarnos de "algo", con lo cual este "algo" es el que nos "manipula" o dirige nuestra atención.

    Bueno, parece que voy enfocando el siguiente post :-)

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