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jueves, 3 de marzo de 2011

Observer 25 #22: Bela Tarr






Hace unos meses una lectora ocasional del blog me comentaba lo fascinada que estaba con "Gerry", esa película de Gus Van Sant célebre porque en ella, esencialmente, no acontece nada.
"Gerry" es sin embargo (y el propio Van Sant es el primero en reconocerlo) un subproducto del tipo de cine que produce Bela Tarr, el creador que con más pureza expone el aclamadísimo y fundacional concepto deleuziano de la imagen-tiempo.








Para mí, Tarr es el cineasta que mejor maneja la imagen, el que mejor filma. No importa el argumento de sus películas, puesto que en ellas la idea de narración es subsidiaria del tempo.
Del mismo modo que en el techno la melodía no puede ser más que un estorbo, una impureza, en la imagen-tiempo la narración puede ser innecesaria: lo primordial en este cine es la presentación del tiempo. Es difícil de explicar, hay que sentirlo. Es un lenguaje pausado y tenso, similar al cine metafísico de Tarkovski pero purgándolo de la innecesaria carga literaria: Tarr busca la imagen pura, sin la alienación que supone subsumirla a una cadena narrativa.
Busca la presencia del tiempo, el tiempo presente.








Ni siquiera hace falta ver sus películas enteras. Yo, de vez en cuando, veo algunas secuencias. Su intensidad no está en lo que cuentan, sino en lo que filman. Sus imágenes tienen una fuerza sobrecogedora, no necesitan legitimarse con argumento alguno.
Una de sus películas más controvertidas, Satantango, dura casi ocho horas. No lo he visto, pero circulan por los p2p amplios fragmentos. Su célebre comienzo (ocho minutos de vacas) es verdaderamente impresionante, emocionantísimo:








No hay mucho más que decir sobre Bela Tarr. Un cine como el suyo está más allá de las palabras. En la red hay mucho material para disfrutar, y aprender del lenguaje coreográfico, estático, riguroso, orquestal, y siempre poético, de este realizador húngaro. Sus travellings son escalofriantes, y su puesta en escena magistral.








Recomendabilísimo, pues, para los enamorados del cine contemplativo.
En esta entrevista (ilustrada con amplias secuencias de sus films) os podéis hacer una idea de la singular e intensa poética de Bela Tarr. Un excéntrico, ¿un genio?










1 comentario:

  1. Pues yo diría que lo que pretende ese tal Tarr es desbordar el tiempo. Llegar al tiempo de saturación de algo, en el que “otra cosa” acontezca, pero no afuera del espectador, sino dentro. Es lo mismo que a mí me pasa con el techno. Saturo las canciones hasta su desbordamiento interior. Y en la escucha número mil quinientos treinta y algo, empieza a emerger un profundo rechazo. Entonces es el tiempo de encontrar algo generalmente opuesto -homeostásico- que compense dicha saturación, o bien que continúe, de “forma” parecida dicho “éxtasis”. Es como forzar la repetición hasta conseguir que aparezca necesariamente la diferencia.

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