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lunes, 14 de febrero de 2011

Umbau #5: The myth of the machine

Louie Fuller en 1902





La máquina invisible






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Al hacer justicia al inmenso poder y alcances de esas monarquías "divinas", estudiándolas como mitos y como instituciones activas, he dejado uno de sus aspectos más importantes para examinarlo con más detenimiento, ya que es su contribución más grande y duradera: el invento de la máquina arquetípica. En efecto, esta extraordinaria invención ha mostrado ser el primer modelo funcional de todas las complicadas máquinas que vinieron después, aunque el énfasis del maquinismo fue trasladándose lentamente desde los actores humanos a los mecanismos inanimados, mucho más fáciles de manejar e inspiradores de más confianza. Pero entonces la gran hazaña de la monarquía consistió en reunir todo el poder humano y disciplinar la organización que hizo posible que se realizaran trabajos en una escala jamás lograda antes. Como resultado de esta invención, hace cinco mil años que se cumplieron tareas de ingeniería que rivalizan con las máximas realizaciones logradas después en cuanto a producción masiva, estandarización y minuciosidad.
Tal máquina eludió la publicidad, manteniéndose innominada hasta nuestros días, en que aparecieron otras máquinas, mucho más poderosas y actualizadas, servidas ahora por interminable multitud de otras máquinas subordinadas. Para mejor comprensión, designaré a la primera gran máquina arquetípica con más de un nombre, de acuerdo con cada una de sus operaciones específicas.
E
s que los componentes de tal máquina, aunque funcionaban como un todo rígidamente integrado, ocupando diversos y distantes espacios, por lo que resultaba entonces una "máquina invisible"; en cambio, cuando se utilizaba para realizar trabajos concretos al servi-cio de propósitos colectivos supremamente organizados, la denominaremos "máquina de trabajo"; y cuando se aplicaba a terribles acciones de destrucción y coerción colectiva, mere-ce el título, usado todavía hoy, de "máquina militar". Y cuando debamos referirnos a todos sus componentes, tanto políticos y económicos, como los burocráticos y monárquicos la llamaremos "
la megamáquina", es decir: la Gran Máquina.
Al equipo técnico puesto al incondicional servicio de tal megamáquina lo denominare-mos "megatécnica", para diferenciarlo de esos otros modos de tecnología, mucho más modestos y diversificados, que continúan realizando, aun en nuestro propio siglo, la mayor parte del trabajo diario de la Humanidad, en incontables talleres, campos y granjas, a veces con la ayuda de pobrísima maquinaria.

Hombres de facultades ordinarias y que sólo contaban con su fuerza muscular y su destreza, fueron capaces de realizar amplísima variedad de tareas, desde la alfarería hasta los tejidos, sin más dirección externa ni otra guía científica que las ya circulantes en las tradiciones comunes y en cada comunidad local. Pero lo que hizo la megamáquina fue muy diferente. Sólo los reyes, asistidos por las disciplinas de las ciencias astronómicas y respaldados por las sanciones de la religión, tenían capacidad suficiente para juntar y dirigir esa megamáquina, que era una estructura invisible, compuesta de partes humanas, vivas, pero rígidas, aplicada cada cual a su tarea específica, a su trabajo, a su función, para realizar entre todas las inmensas obras y los grandiosos designios de tan enorme organización colectiva. Al principio, ningún jefe inferior pudo organizar la megamáquina ni ponerla en funcionamiento; y aunque la afirmación absoluta del poder real continuaba actuando como sanción sobrenatural, ni la monarquía misma habría prevalecido tan ampliamente si sus propias pretensiones no hubieran sido ratificadas por los colosales logros de dicha megamáquina.

Tal invento fue la suprema hazaña de la primitiva civilización: proeza tecnológica que sirvió de modelo a todas las formas posteriores de organización mecánica. Y este modelo se trasmitió, a veces con todas sus partes en buen estado de funcionamiento, y a veces en forma fraccionada o provisional, por intermedio de agentes puramente humanos y durante unos cinco mil años... hasta que se plasmó en la estructura material que corresponde más ajustadamente a sus especificaciones y cristalizó en moldes institucionales más detallados, que abarcaron cada uno de los aspectos de la vida humana
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Lewis Mumford, de "El diseño de la megamáquina", de “The Myth of the Machine”, 1967.



16 comentarios:

  1. Intuía que al final de la conversación me hablarías de Tzara. En serio.

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  2. Ah! pues mira en PC City, en Mediarkt salen más caros :-D

    El facebook es una mierda, te escribí sobre florinda chico y desapareció ¿? igual reaparece mañana... el caso es que he buscado fotos suyas de cuando era joven y hermosa, pero nada, yo la veo siempre igual de marujona. Es que al parecer de joven tenía a todos los rodríguez de Madrid enamorados, era un cañón de MILF.

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  3. A l u c i n a n t e! la adaptación del Ionic en el clip que te has currao. Muy bueno!

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  4. Mi galán favorito de siempre es william holden, en las pelis que hizo con audrey hepburn estaba hecho todo un DILF.
    (y no cuento esto en plan tzara, sino porque tu comment de rafaela me llevó a florinda, y ella a william holden).

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  5. jajaja... A mí siempre, Florinda chico con esa forma de hablar y ese porte, me ha parecido la versión femenina del Gallo Claudio.

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  6. ah! las imágenes delvideo del japonaco travesti, son del bailarín butoh Tatsumi Hijikata. Flipé porque el chorbo es en plan Aphex twin total!!! compara:

    http://www.dailymotion.com/video/x3th0g_hijikata-a-girl-part-1_creation

    http://www.youtube.com/watch?v=7MBaEEODzU0

    Bueno, el Hijikata es más existencialista, pero en el fondo es el mismo planteamiento desde otro lenguaje.

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  7. http://www.youtube.com/watch?v=mhajWQAFyNE

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  8. Estimulante post. Me lo llevo a la "despensa". Los ingredientes tienen buena pinta. Ya te contaré cómo "re-elaboré" tu merienda.

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  9. Te dejo el anuncio sin manipular:

    http://www.youtube.com/watch?v=bNes5QbPzjc&feature=related

    Se aprecia muy bien su plática galloclaudiada.

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  10. Arte, gracias por el link sobre el yo... veo que has entendido muy bien por dónde iba. Desde luego una cuestión fundamental de un auténtico umbau debería ser superar la noción actual del Yo (almenos, el concepto "a pie de calle"), porque es insostenible: los filósofos lo han deconstruído, los sociólogos apenas lo necesitan, los artistas lo han dejado atrás, los científicos lo tienen muy acotado...
    Y sin embargo nuestra cultura sigue con ese viejo "yo, yo, yo" , construido torpemente sobre un principio de libre albedrío que ya no se sostiene, y el imperativo ese de la felicidad, tan primitivo.
    Nuestra cultura es la del YO a lo bestia, la música pop son "yos" contando sus sentimientitos, la publicidad se dirige a TÍ, todo el pop se basa en un falso "yo soy único" que oculta que sois miles los yos idénticos... Lo impersonal me fascina, no creo que sea la negación de lo individual, pero sí de ciertos "personalismos" pasados de rosca.
    De hecho, lo que me gusta del techno como estética (en el aaaaaaaaamplio sentido de la palabra) es su impersonalidad, y el hecho de que su puesta en práctica sea una forma de "disolución del yo" arquetípicamente tribal. Como acto social, lo encuentro menos alienante que, por ejemplo, ir al campo de fútbol a sentirse un insecto en torno al Real Madrid. La "insecticidad", impersonalidad, del techno, me parece más honesta porque es más del cuerpo. Pero bueno, para gustos hay colores.

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  11. Vic, reconozco que con esas dos me descojono. Eran muy riquiñas, yo creo que la vieja de Aida está inspirada en Florinda, porque creo que esta también hizo sus pinitos de cupletera.

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  12. Bueno voy a currar un poco, llevo meses sin abrir el autocad y hoy me toca hacer unos planillos.

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  13. http://www.irinawerning.com/back-to-the-fut/back-to-the-future/

    -x-

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  14. Pedazo de link! -x- (gran buceador y encuentratesoros de las profundidades de la red ;-)

    Respecto a la megamáquina, pues creo que Hegel ya preconcibió su hipertrofia. Pero esta versión yanki -nostálgica a su manera- parece más contemporánea.

    Respecto a la "polis" griega, pues el tal Mumford parece que tiene "toda" la razón. Pero el hecho de que "todo" vaya "aclarándose" tanto me hace "sospechar", no ya paranóicamente, sino más bien "en general" y "en abstracto". Como tú dirías: algo se cuece a fuego lento y en silencio a nuestras espaldas.

    Porque como leí en Sico Saude que decía Nietzche: "la locura no está en la duda, sino en la certeza". Así que si dudamos "sanamente" también de lo que dice ese tal Nietzche, pues supongo que alguna "pequeña" certeza-locura siempre es "necesaria" para seguir "moviéndonos" (a ritmo de techno, por ejemplo :-). Porque también se sabe, al menos "claramente" desde Freud, que "no existe necesidad pequeña".

    ¡Pero qué complicada y "puñetera" es la vida! Creo que yo también me voy a por unas "narcopalomitas" a bucear un rato por las profundidades de esta otra complicada y aparentemente menos "puñetera" red.

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