" Imaginémonos que estoy en el pasillo de un hotel y que me agacho para mirar por el ojo de una cerradura. En esos momentos no pienso en absoluto en mí mismo: mi atención la absorbe por entero lo que está pasando dentro de la habitación. Yo estoy en un estado de conciencia prerreflexiva. De repente advierto que un empleado del hotel u otro huésped está detrás de mí y ve lo que yo hago. Inmediatamente me asalta la vergüenza. Surge el cogito, en el sentido de que cobro conciencia reflexiva de mí mismo como objeto, esto es, como objeto de otra conciencia que actúa como sujeto. El campo de conciencia del otro invade, por así decirlo, el mío, reduciéndome a un objeto. Experimento al Otro como a un sujeto consciente y libre a través de su mirada, con la que me convierte a mí en un objeto para otro. La razón por la que el sentido común opone una inquebrantable resistencia al solipsismo es que el Otro me es dado como una presencia evidente que yo no puedo derivar de mí mismo y que no puede ser puesta seriamente en duda. La conciencia del Otro no me es dada, naturalmente, en el sentido de que sea mía; pero el hecho del Otro es dado de un modo incuestionable en la reducción de mí mismo a un objeto para una trascendencia que no es la mía."
(En torno al campo impersonal de Jean Paul Sartre)
"Postulado nº3: Ontológicamente la elección es, en Merleau-Ponty, parcialmente justificable y sólo en parte contingente. Y no es que admita una esenca o "hypokimenon" como soporte del ser. Pero rechaza igualmente la hipótesis de la elección incesante a partir de la nada. Si "hay" algo más bien que nada, estamos siempre en lo pleno, en el ser: 1ª evidencia de la fe perceptiva: hay mundo. 2ª evidencia: hay mi manera de ser en el mundo, que es la presencia:
"Todo me remite pues al campo de presencia originaria donde el tiempo y sus dimensiones apararecen en persona".
No es la presencia de una conciencia transparente (Sartre) sino presencia en la opacidad: a nivel impersonal, el"campo de presencia" es percepción, presente preobjetivo o encuentro del cuerpo propio y del mundo percibido -"mundo", cuna de la racionalidad-; a nivel personal es, en primer lugar, aceptación o repulsa (=elección) de mi manera de ser y, en segundo lugar, el surgir ("presente vivo") de un pasado cuyo sentido he de considerar y de un futuro que es proyecto y comenzar. El tiempo y sus dimensiones aparecen."
De Sartre a Merleau-Ponty: dialéctica de la libertad y el sentido
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