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jueves, 30 de septiembre de 2010

Arte emergente #6: In Humano, el alma regalada



Supongamos un rostro, equivalencia de un paisaje inventado, arcilla que aún insinúa la mano que le ha dado forma. El moldeado de carne retorcida y tensa, toda una topografía de signos accidentales, sobre los que la mirada despliega su sistema de prejuicios y valores, su propio eco ; la presuposición y el anhelo de sentir la huella de una profundidad a la que quizás poder llamar "alma". No-ficción de la que nace "lo humano" como un aura que sobrevuela lo real y cuyo conjuro es un rezo inconsciente, el ansia desesperada de que debajo del rostro haya algo cálido, confortable, algo como yo: lo humano como único refugio contra la soledad. Vemos los rostros como si no fuesen más que testimonios de lo profundo, lo más cerca que estaremos nuca de establecer un verdadero diálogo con un "otro" nunca visto, enmascarado, inventado. "El otro" como entidad supuesta, y su rostridad como el mensaje en una botella que enviase un corazón encarnado en su cárcel de piel y huesos, en el habitáculo insoportablemente automático que es el cuerpo, el último despojo restante desde que Dios decidió no regresar. Cuerpo pasivo y neutro, el rostro es el bautismo por el que la carne se hace verbo. Rostro espejo del alma, o quizás alma espejo del rostro. El rostro no es entonces carne, sino connotación y moldura.



Juguemos a llamar rostridad a ese bautismo, por el cual el ojo deja de percibir el cuerpo vacío, y lo transubstancia en Ser Humano. El rostro, la efectuación de la conciencia como presencia.
La rostridad no depende sin embargo de los cuerpos ni la carne: es un aura que proyecta el ojo cuando detecta alguna forma de voluntad. Sólo tiene un rostro lo que podría tener otro rostro diferente. A todo animal le imponemos un rostro, quizás como anuncio de que, como yo mismo, antes o después habrá de morir. Sí, eso es: imponer un rostro es presuponer pensamiento y sentimiento, y muerte. En leopardos, chimpancés y elefantes, perros y gatos y cerdos, cada ejemplar individual con un rostro único que lo diferencia y lo humaniza. Pero no sólo los animales pueden recibir un rostro: también podemos desplegarlo sobre una máquina, sobre una piedra o un árbol totemizado. La rostridad de R2 D2, máquina monolítica, era su voz: su habla sintética e indescifrable inauguraba su particular humanismo, R2D2 como libre albedrío al que tributar unos derechos humanos. Rostro-alma, rostro-biografía, rostro-empatía.
Rostros de objetos, un peluche al que ponemos un nombre en diminutivo, humanización delirante de un trozo de nylon y lana. Jugar con muñecos es ponerles un rostro, un nombre y una voz: a este trozo le llamaré "pierna" y a este otro "hocico", construcción de un diagrama de símbolos, efectuado por similitudes y reminiscencias, jerarquizar la materia mediante cabeza / tronco /extremidades, apropiacionismo. Si parece humano (sea como presencia o como conciencia insinuada) es fácil dotarle de un rostro, fabricarle un alma, devenir mi muñeco favorito al que contarle mis secretos, "mi mejor amigo", le regalo un alma. Amistad no de los cuerpos, sino de sus profundidades, invisibles, presupuestas, sospechadas. Las entrañas de mi peluche existencialista, no son de lana: sus tripas son un alma.



Rostros humanizados por todas partes: rostros de coches, rostros de montañas, rostros de arquitectura. A la Casa Farnsworth le invento un alma y le regalo su propio sistema de raciocinio, se convierte en un rostro, el orden de sus formas remite a una profundidad, a un ser así. La casa Farnsworth, la miro y veo un hermano impasible, o un padre severo, siempre un sistema moral, supongo que hay algo debajo, una idea invisible, un plus de conciencia, un aura singular que legitime su leyenda. Sin rostridad no hay casa Farnsworth.



Veo almas por todas partes. El alma de mi pantalón favorito, el alma de un taranto, de un punteo, el alma de Lisboa, por todas partes regalamos almas. "Mi amigo invisible", espíritus del bosque, alma sin cuerpo, fantasma esquivo que se resiste a la rostridad. Un ente que habita las sombras, la reverberación de la voz en el interior de mi cabeza, el reverb indescifrable del sentido, eco del eco de las palabras no pronunciables, estrictamente ausente, una idea: un rostro sin carne, cuerpo incorpóreo, resonancia de profundis, amistad / delirio / rostridad.

5 comentarios:

  1. Hola, mola mogollón el vídeo que te has currado de Alva Noto, los otros tb molan con Nico y demás pero el que más me sugiere es del Alva.
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    Tienes el Cd (No el EP) de Oval en nodata.tv
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    Ayer estuve flipando con la página oficial de Disney sobre TRON Legacy, se confirma que Daft Punk hace toda la BSO, utilizaron una sinfónica de 100 músicos y en la página hay tres temas de la BSO, los tres que hay no molan mucho . Hay tres trailers (Index-MEDIA-Video) y en uno de ellos (Visual effects test) Las imágenes me parecen BESTIALES.
    A ver si esta vez la vemos juntos en 3D.

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  2. Estooooo:

    http://disney.go.com/tron/index_flash.html

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  3. cuando la estrenan? he ido al link que dejas, pero peta el ordenata de mi padre :-( Al final va a ser que necesito un Mac X-D
    el video de alva noto está hecho con imágenes de alberto lupo, un actor italiano supermajo, guapo y elegante (cuando era joven, porque luego se dejó barba y se afeó, para colmo le dió un achuchón que le dejó paralizado) y con la voz más bonita que he escuchado!

    este finde seguramente me acercaré a coruña a ver cómo sigue aquello, ponerme al día en cotilleos y dimes y diretes, y dejarme ver un poco.

    -c-

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  4. eeeeeeeeh queremos verte!!!!!!!

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  5. Ya que comentaste que eras más perruno, sólo puedo decirte Guau!!

    Yo, como soy casi más gatuno, diría Miau!! Pero necesito más tiempo para traducir ese pedazo de videotexto y responder en lenguaje gatuperruno. Supongo que leyéndolo es lo que me transmite: seduce por lo que muestra y por lo que no se deja ver. Códigos cerrados, abiertos a códigos que se tienden a cerrar otra vez, pero que incitan a volverlos a abrir.

    Es bonito ver cómo alguien puede abrirlos, aunque tiendan luego a volverse a cerrar. Porque a veces somos más perro y a veces más gato. Mundos puñeteramente condenados a "bailar" juntos.

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