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jueves, 9 de septiembre de 2010

Arte Emergente #2: Estética de "Perro de palleiro"



Hay una frase hecha muy simpática con la que me identifico totalmente: eso de "culo veo, culo quiero". Cuando voy a la feria del comic, sueño con recuperar mi vieja afición a los tebeos y reengancharme a los X-men, a Beto Hernández y a todo lo que saquen en tapa dura. Si algún amigo me habla de las variedades de marihuana que cultiva en su armario, me imagino como feliz catador de porros de nivel Master, capaz de distinguir una triposa de una risitas con sólo mirar el cogollito. Si me veo una entrevista con Karl Lagerfeld o la Anne Wintour, me apetece hacerme coolhunter y conocer hasta el último pespunte de las colecciones de París. Si Xabi Alonso marca un gol, me vuelvo tan futbolero como cualquier alcohólico white-trash de los que ven la champions en el bar agarrados a su whisky on the rocks. Y así con todo. Soy, digamos, muy permeable a la seducción, a poco que alguien me hable de sus aficiones con pasión y alegría. Culo veo culo quiero: no os asustéis si algún día me descubrís como aficionado a, qué se yo, la tauromaquia, la nouvelle cuisine o el death metal. Me falta personalidad, o dicho en pirandelliano, soy un personaje en busca de autor.



Recién regreso del viajecito a Languedoc, encantadora cordillera en la que parece que tras cada árbol haya un hobbit, y en cada recodo un Celadón buscando a Astrea: todo muy Giorgione, o muy Friedrich, y por supuesto muy Rohmer. Pero, inesperadamente, también muy Willhelm Reich: se da la circunstancia de que aquellas tierras (topográfica y bioclimáticamente muy parecidas a la Galicia interior) están okupadas por hippies, hasta el punto de que no se ven los "paletos" matusalénicos que uno esperaría encontrar en un entorno tan rural, ni turistas de clase media practicando senderismo para olvidar el Windows. No. Allí sólo hay hippies, en todas sus variables: urbanitas desencantados que se han reinventado en la artesanía espiritualista, anarcas de la vieja guardia con su burocrático asociacionismo pseudo-parlamentario, niñatos porretas que se creen que todo lo verde se puede fumar, y ecologistas concienciados en busca de fruta sin barnizar. De largo, el sitio más hippylondio que he visto en mi vida, como una versión arty del pueblo de mi padre donde jugaba siendo niño. En ese tipo de sitios, donde la naturaleza es simultáneamente amable y feroz, uno entiende que haya quien cree en los elfos, las pirujas, los enanos y los hombres-lobo: cada ruido sugiere una historia de dragones y mazmorras, y cada sombra rememora algún acontecimiento sobrecogedor. El tiempo pasa muy lentamente, y el imperio del sol, la luna y las estrellas gobiernan la vida con una potencia innegociable. Uno se siente sometido a lo telúrico, incluso en zona Wifi. Mola. Culo veo culo quiero: ¿¿¿me hago hippy???



La estética antropológica de por allí es espontánea, desacomplejada, relajada, natural. Allí no hay guapos o feos, no hay ningún objeto que huela a nuevo, los artefactos encuentran su uso y su lugar automáticamente, sin la intermediación de ninguna neurosis cultural: se comprende también que haya quien utilice un somier para cerrar su finca. Es, sencillamente, una solución que funciona, y lo demás son cuentos.
Llamaré a ese sentido de la belleza "Estética de perro de palleiro".
Mi prima, ahora mamá debutante y primeriza, tiene una perrita ortodoxamente de palleiro. La llaman "gitana" y es tan encantadora como ruda: no tiene pedigrí, por sus venas no corre sino sangre bastarda, su pelo no es suave ni su perfil armónico. Es un patchwork de caneidades, un "cuerpo sin órganos" en versión perruna, que pasa el día felizmente husmeando, corriendo, buscando rincones templados, cazando musarañas, vigilando, saltando, revolcándose en los matorrales, meando en los rincones, ladrando a los desconocidos: el despliegue deslumbrante de las costumbres de un perro de pueblo y de cuento de hadas. A ojos del urbanita que pasea al chucho para que cague a las 9, las 17 y las 23 se trataría de un animal feo, sucio y piojoso, pero yo lo encuentro encantador, y muy hermoso en lo que tiene de cinética de la naturaleza, de acontecimiento más que de forma, y de entrañas más que de pieles. Un animal que es todo él aparato digestivo, una máquina biológica de sentidos hipersensibles, de ternura y rabia estomacales, la cristalización en carne, huesos y pelo del tiempo y el espacio en el que vive. “Gitana” es un excelente ejemplar de la raza más pura de los perros, en su agreste caneidad: los de sangre impura.



Extrapolando la naturaleza del can de palleiro hasta el rango de sistema estético, la metáfora funciona como perfecta ilustración del sentido artístico de las culturas rurales ancestrales, cuya vigorosa herencia incluiría probablemente el llamado “feísmo” gallego: la estética natural al campesino no se preocupa ni de lo bello ni de lo sublime, de códigos formales ni principios de composición. Más bien es una estética de la potencia y la intensidad, donde las cosas no sólo parecen sino que además pesan, huelen, suenan, se marchitan, emergen, cuya significación se efectúa de un modo muy distinto al de la semiótica de la ciudad, con menos sutileza perversa pero con el mismo misterio y secretismo. Las hortalizas y embutidos no son esos objetos de diseño que encontramos en el supermercado, sino que se presentan feas, rudas, llenas de imperfecciones, retorcidas y desproporcionadas, pero la crudeza de sus formas habla de la intensa salubridad de su sabor. Y con estas reflexiones no reivindico la estética rural por su “profundidad” conceptual y su “bellezamoral, sino por todo lo contrario: es una cultura de lo empírico, un imperio de los sentidos, puro efecto de superficie, la negación absoluta de toda abstracción, metáfora o idealismo. Háptica y cinestésica, la estética de can de palleiro muestra la humildad del campesino ante la todopoderosa aristocracia de la naturaleza.



En el campo, esforzarse en que las formas se perpetúen es un esfuerzo en vano. Allí todo muta y fluye, la exasperante lentitud de sus tiempos no oculta que se trata de una parsimonia en la que las hojas caen, la madera se pudre, los insectos son devorados y surgen nuevos brotes constantemente. En una casa de campo perdida en una tormenta nocturna, uno siente todavía la cautela con la que hay que gestionar la propia supervivencia.
Un “can de palleiro” suele asociarse a ciertas formas artísticas que tantean el feísmo: el art brut, las portadas de los grupos de hardcore de Chicago, los videoclips de Sonic Youth, la propaganda antiglobalización. Su ruda fealdad suele dar juego a los que buscan efectos tremendistas y oscuros, como si esos perros fuesen el fetiche de los existencialistas. Pero cabe la posibilidad de mirarlos de otra manera, mucho menos negativa: como paradigmas de cierto vitalismo volcánico, como “cuerpos sin órganos” cuyos principios estéticos no remiten a ningún código preestablecido, por la belleza fluctuante de lo bastardo y la alegre despreocupación del que sólo se preocupa por ser uno mismo. Seamos, entonces, perros de palleiro.

9 comentarios:

  1. Güeno tío, si te metes a perroflauta te meto una somanta de kates que flipas!!!
    Carcasonne, en el languedoc es una de mis visitas pendientes.
    Fuera bromas, me gusta estar "a punto de" quiero decir: A punto de largarme al monte y a punto de quedarme con la vida que llevo: creo que las decisiones antagónicas y tajantes, a la larga conllevan el mismo hastío que contagia la vida actual de cada uno...Si te mola el mar y te vas al mar, acabarás añorando la montaña...si te vas al monte, acabarás añorando el urbanismo.
    El secreto está en empaparse de todo, en adherezar...Isela y yo hacemos múltiples escapadas al monte, múltiples a la playa, a la ciudad y nos quedamos múltiplemente en el pueblo.

    Con los perros pasa lo mismo: Yo quería adoptar uno, pero al final no lo hicimos...El carácter del Fox-terrier es único en el mundo de los perros. El nuestro dista mucho del pedigrí perfecto estéticamente, al igual que Luka pero todos tienen un carácter y gestucación miméticos y para nuestra forma de verlo, perfecto. Odio los amos de los perros potencialmente peligrosos que no los saben educar al mismo tiempo que odio los amos de los perros (mayormente perroflautas) que no los atienden como es debido: llenos de sarna, pulgas y garrapatas y al libre albedrío. La inclusión de un perro en tu clan conlleva ciertas responsabilidades que muchos "amos" desconocen.
    Lo antiestético puedo soportarlo incluso amarlo , pero si va acompañado de guarrería, lo respeto pero no lo comparto.

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  2. ...Más perros de palleiro que los españoles, pocos hay en europa...Nuestra raza es un cóctel de romanos, celtas y moros y como en los perros hay de palleiro buenos y malos.

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  3. El ser humano no es arquitecto, ni perro palleiro, ni escritor. El ser humano, como todo ser, es un ser devenir (tal vez un poco más que los demás). Y tú, por como escribes, eres -hoy por hoy- un ser devenir deleuziano.

    Ya dijo Foucault que algún día el siglo sería deleuziano.

    No sé si deberías de dedicarte a escribir, porque en este momento estoy ocupado tratando de evitar que una mosca ser beba mi café.

    Lo que sí sé es que el dinero se consigue -entre otras maneras- idealizando la realidad para que otros la materialicen, porque -cada vez más- la realidad deja de gustar a la mayoría. Porque -cada vez más-, como dice Vic -y Baudrillard también-, nos damos cuenta de que conseguir lo que deseamos mata el deseo.

    Sigo ocupado, ahora intentando que dos moscas se beban mi café. Así que seguiré pensando a qué se puede dedicar un devenir deleuziano. Al margen de que percibas el mundo como la abeja Maya en un país multicolor. Yo -y algunos otros- también.

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  4. Agradecido me hallo ante las bonitas palabras de ambos, cada uno con su peculiar estilo.
    Vic, yo también disfruto con esos jueguecitos de "estar a punto de", pero pierde la magia cuando uno se da cuenta de que nunca sucederá nada, de que la realidad es sólida e inmutable, y que esas vanas promesas ilusionantes que nos hacemos no son más que maneras de esconder la mediocridad de nuestra vida cotidiana. Escapismo.

    Pero piensa por un momento... imagina que de verdad das un paso al frente, le pegas una hostia a rodabrazo a tu vida cotidiana, y te trasnsformas en algo más cercano a lo que habías soñado pàra tu vida? bah, qué bobada acabo de decir, me siento cursi. Pero lo cierto es que a mí sí me apetece hacer algo nuevo, transformarme un poco sin necesidad de bisturí.
    Luka era una perra fantástica, y más bonita que Gitana. Pero ten en cuenta que el contexto es diferente: si Luka hubiese vivido en un entorno similar a Mordor hubiese necesitado endurecerse, no crees? Yo creo que la gente de campo es tan bruta porque no le queda otra alternativa: realmente, cuando pasas un tiempito perdido en el medio de lanada te das cuenta de que somos mucho menos fuertes de lo que creemos, y que la naturaleza puede tragársete en un abrir y cerrar de ojos.

    Arte... la verdad es que no sé si soy muy deleuzian, obviamente soy fan, pero hay asuntos en los que me gustaría mandarle a freír espárragos. Especialmente en sus comentarios sobre el arte abstracto, aunque debería revisar ese tema (el caso es que habla mucho de ello en las clases de Vicennes que vienen en el libro "Derrames", pero se lo presté a Adolfo y siempre me olvido de pedírselo).

    Los perroflautas son bastante capullines en algunos temas... pero los más o menos "sensibles" (los hay) me caen muy bien. El otro día el novio de mi prima (que es hippy a dolor) va y me dice "te miro a los ojos y te entiendo, las palabras en cambio no sirven más que para mentir": me quedé intimidadísimo ante semejante aforismo, pero es que realmente ellos van de ese rollo, sin impostura. Lo cierto es que a mi pria, su novio y su hija los encuentro adorables.

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  5. De acuerdo en todo menos en dos cosas:

    Creo que no conociste bien la vida de Luka, más cercana a Mad max en las ferias que al mundo mágico de la tierra media. Distaba mucho de ser un perrito Lulú, tragó grandes vendavales en las ferias, peleas, se cepilló a media docena de gatos, otros tantos gallináceos, se escapó más de dos veces al monte, fue atropellada otro par de veces y puso un camping patas arriba en Salou donde casi nos echan, entre muchas batallas.

    Estoy de acuerdo con la contemplación mas, la frase de tu jipiprimo político está más cerca de la demagogia que de la realidad: Los ojos tb saben mentir....Y que conste que tanto tu prima como el melendi de su compi, sin conocerlos, en el fondo me dan buen rollo.

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  6. Mola lo de Luka: me molan los perros y las personas con su punto rudo y agreste, enurecidos por la vida. ¡¡¡Nada de pieles sin curtir!!!
    Venid a verme pronto!!!!!

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  7. Una de las características que más me molan de los Foxterrier es su insultante obstinación.

    Iremos, seguro...cuando tengamos el primer hueco.

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  8. "Hay muchos mundos, pero están en éste; hay muchos hombres pero están en ti". Este enunciado de un anuncio de colonia navideña tiene truco: conformémonos con lo que tenemos. ¡Y una mieeerda!

    Ya está bien de imaginar mundos posibles y de vivir en ellos simbólicamente. No me lo trago. El status quo siempre lo promueven aquellos a los que les va bien -simbólica y estereotipadamente hablando- y aquellos que ven imposible -o muy complicado- cambiar su situación -también simbólica y estereotipada-.

    Si cambiamos lo simbólico cambiaremos "lo real", porque la realidad no existe, sólo existe el simulacro.

    Los perros -y sobre todo los gatos- viven su simulacro plenamente -de perro y de gato- y esto es lo que nos fascina de ellos -apuestan su vida en ello sin pensárselo dos veces-.

    El ser humano no puede vivir en semejante positivismo porque siempre consigue lo que se propone y luego duda. Pero entonces es demasiado tarde y cede el relevo a su descendencia, a ver si él/ella tiene más suerte en este laberinto simbólico.

    Nuestra descendencia nunca tendrá la suerte de la indiferencia animal ante el futuro. Pero nosotros sí podemos tener la indiferencia animal ante el presente. Sólo tenemos que jugarnos la vida en ello. ¿Quién se apunta? ¿Nadie? Entonces ¿qué esperamos? Tendremos una discapacidad total y dependiente de los demás discapacitados totales para jugarse la vida.

    Los hippies apuestan su vida. Normal que nos fascinen igual que los foxterrier.

    Yo no soy y soy hippie, yo no soy y soy snob, yo no soy y soy humano-animal.

    ¿Por qué conformarnos con menos pudiendo tenerlo todo?

    El ser humano-animal vive en lo simbólico porque no existe otra forma de vida para él/ella.

    Mutamos el arte para poder vivir en algún sitio que no nos resulte exasperadamente repetitivo.

    Odiamos y amamos por pura desesperación animal de saber el futuro, y hacer algo simbólicamente "interesante" mientras tanto.

    Hoy ya no sabemos el futuro, ni individual ni colectivamente.

    Una nueva especie animal surge en todos los que no queremos saber nada y ya sabemos "algo". ¿Por qué tenemos esa sensación de no pertenecer a la especie humana, si supuestamente somos humanos?

    Más allá de la hipertrofia del conocimiento sólo queda la nostalgia del paraíso perdido. Pero el paraíso perdido está perdido y además es simbólico. Otra bonita neurosis más para que todo siga igual. Escapismo que diría Vic.

    Y como me estoy poniendo pesado, pues me retiro a ver si se me ocurre -de una vez por todas- algo que pueda acabar con la tiranía de los simbólico -aunque ya sé que no se puede acabar del todo con los signos-. ¿O tal vez sea mejor dejar que se autodestruya sola y que la especie humana deje paso al mundo de "los objetos" como decía Baudrillard?

    ¿Alea jacta est?

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  9. ¿Estará empezando el nuevo siglo deleuziano en A Coruña?
    www.ujaen.es/huesped/rae/articulos2008/27fernandez08.pdf

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