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miércoles, 25 de enero de 2012

Placer / displacer #5: El colapso (del sentido (de la vida (del hombre contemporáneo)))



Perfect Sense, David Mackenzie, 2011

No sé cuándo ni por qué esta curiosísima "Perfect sense" apareció en mi disco duro, pero lo cierto es que viene bárbaro para continuar con el tema de las pasiones tristes que estamos comentando últimamente por aquí: se trata de un film apocalíptico en el que el armageddon se debe a que... los ciudadanos pierden el sentido de la vida. Literalmente.
Adoro este tipo de cine fronterizo con un pie en las aguas del arte y ensayo, y otro en el pop para todos los públicos. En este caso la apuesta era arriesgada, y aunque el resultado sin duda pudo haber estado bastante mejor, lo resbaladizo de su planteamiento (convertir el cine de catástrofes virales a lo Estallido o Contagio en metáfora psicosocial en la era del nihilismo) se salda IMHO con un notable alto y un status de culto instantáneo. Magníficamente interpretada por dos estrellas tan carismáticas como el siempre magnético Ewan Mcgegor y la poderosísima diva Eva Green (un rostro que enamora; si es capaz conducir bien su carrera, esta chica puede ser leyenda), realizada en un timbre elegantemente clásico y contemporáneo, con el Londres mejor filmado de los últimos años, de una estructura trabajadísima, su única mácula son sus manierismos sentimentaloides, por fortuna puntuales, que ensombrecen un poco una obra que de haberse escorado hacia una mayor rudeza sin duda ganaría en capacidad agitadora. En cualquier caso, "The perfect sense" viene a ser algo así como un "Ensayo sobre la ceguera" corregido y aumentado, prescindiendo de las ñoñerías de Saramago y pensada para una generación (la nuestra) cínica por instinto de supervivencia.


El planteamiento es el siguiente: un misterioso virus global consistente en la pérdida de los sentidos (de la percepción como sensualidad) se va expandiendo in crescendo por el planeta, provocando colateralmente una especie de paranoia colectiva que en este caso nos es contada a través de los ojos de dos trabajadores anónimos. Inteligentemente por parte del guinista, la causa de la epidemia no nos es explicada, los protagonistas buscan su origen pero no lo encuentran, lo cual aumenta la sensación de desamparo y condena cósmica. La sintomatología consiste en la pérdida progresiva y colectiva de cada uno de los cinco sentidos, y la aparición de pasiones tristes y pensamientos oscuros entre los enfermos: los ciudadanos son víctimas de ataques paranoicos de pura desesperación existencial, que les inducen a leer sus vidas como fracasados vagabundos emocionales, al colapso absoluto de todo el sentido que pueda tener la existencia. Las escenas más escalofriantes del film son aquellas en las que los protagonistas sufren en sus cuerpos, a modo de convulsión, ataques de pánico consistentes en la lectura de sus vidas como derivas erráticas hacia el destino irrefutable de la muerte. Las metáforas utilizadas, poéticas y muy inteligentes, consiguen transmitir sin manierismos gratuitos la trabazón entre cuerpo y espíritu, interioridad y exterioridad, sentido sensorial y sentido existencial... en una era en la que el imperio del subjetivismo condena a cada uno a la tarea de dotar a su vida de un organigrama metafísico que la rescate de la nada. Y hasta aquí puedo leer, porque seguir hablando del film implicaría spoileralo de mala manera, así que os insto a echarle un vistazo a ver qué opináis vosotros. Estructuralmente se trata de una tragedia clásica sin mucha complicación (la narración se articula en torno a la asunión de un destino inevitable, que el espectador intuye desde el primer fotograma), siendo a la postre la película una magnífica parábola sobre la crisis metacultural que atravesamos: una crisis, fundamentalmente, del relato histórico de lo real, y por tanto de su sentido. La única pega mayúscula que le puedo poner a esta joyita es su cursilísima música: de haber prescindido de esta banda sonora tan moñoña, y haber obtado por algo más frío y espartano que pusiese en valor la crueldad subyacente a la historia, estaríamos hablando de un clásico absoluto de esta década.

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No sigo hablando de la peli porque no me quiero poner pedante: "el sentido" es mi concepto favorito y todo lo que huela a "sentido de la vida" saca mi verborrea más manierista. Resumo diciendo que considero que el planteamiento del guión sobre la cuestión es más que correcto, sobresaliente, y consigue transformar en ciencia ficción (es decir, en poesía alegórica) la infinita inquietud de los esclavos de la incertidumbre, condenados a inventarse individualmente y para cada ocasión, una mística desde la que desplegar unos valores y afectos consistentes. "El sentido" es una instancia previa al logos (de hecho, es su condición de posibilidad y su determinante) cuya búsqueda, y en esto la metáfora final del film resulta perfecta, no puede hacer más que desde la trascendentalización de los placeres mundanos. Mola esta peli.


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