Qué envidia me da Theo Jansen. Ojalá hubiese arquitectos como él: capaces de producir nuevos artefactos tecnológicos a medio camino entre la ingeniería, la ciencia teórica y el arte. Los aruitectos provincianos detestan el trabajo de Jansen, les resulta "gratuíto" y "comercial". En fín, para mí, un ejemplo del que deberíamos aprender muchísimo.
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