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lunes, 30 de mayo de 2011

Observer 25 #10: Ryoji Ikeda / Frank Bretschneider

1.

El hilo Observer 25 se ha ralentizado ha medida que se iba acercando a su top ten: los nombres están más o menos decididos, pero no así su orden ni el abordaje que de ellos hagamos. De los cientos de hilos que llevo abierto en mi curriculum bloguero, este es el primero que va marcha atrás: empezó por los ordinales altos y termina en los bajos, que paradójicamente son los más importantes. Orden decreciente en lo cuantitativo, y creciente en lo cualitativo... ¿herencia inconsciente de tantos años viendo la ceremonia de los Oscar? :-) La tensión novelesca se mantiene cuando un secreto desvelado se insinúa a la vuelta de la esquina...
Me gusta la idea de un hilo cuenta atrás. Los que seguimos el escenario polítimo tenemos muy presente esa sensación hoy en día: que los acontecimientos a los que asistimos no son más que signos de un gran evento que todavía no ha ocurrido, que todo converge hacia un gran crash de algún tipo... Más que nunca, nuestra sociedad vive esquivando esa catarsis planetaria que se respira en el ambiente, como presidida por el fantasma de un espectral "algo gordo que ha de pasar", que nadie sabe lo que va a ser, pero cuya inminencia parece, un día y otro también, cuestión de semanas. Son tiempos divertidos. Tiempos de cuenta atrás.

2.
Este post podría llamarse Raster-Noton, pues ese es el sello discográfico al que remiten los nombres de Ikeda y Bretschneider: la más prestigiosa casa musical berlinesa de la actualidad, un label legendario y exquisito que mantiene fresca la llama del minimalismo experimental europeo y su ya clásico equilibrio entre sobriedad, elegancia, frialdad y riesgo. Tal es el merecidísimo prestigio de su logo, que uno puede comprar sus discos a ciegas a sabiendas de que el contenido estará a la altura de las expectativas. Depurando las esencias de sellos añejos de la vanguardia electrónica como Warp, Mille Plateaux, ~scape, Basic Channel o Sähkö, la firma Raster-Noton es hoy en día la singularidad de referencia para los interesados en el arte del sonido...

3.
...o mejor dicho, a los interesados en el arte digital, en general. Porque el trabajo de la casa trasciende la edición de música y brilla especialmente en aspectos como su diseño gráfico, las performances que preparan para museos, sus colisiones con lo visual (recordamos cómo Alva Noto ilustró mediante sonidos el Solaris de Tarkovsky) y, sobre todo, en sus apariciones en directo. Sus performances a menudo tienen lugar en clubs, pero su contenido es suficientemente sofisticado como para medirse con cualquier obrita de high art. Y en ese campo es donde destacan los dos nombres que he escogido de entre su nutrido catálogo: sus apariciones en directo dejan con la boca abierta.
Antes de centrarme en ellos, dejo la lista de los cinco discos que, en mi opinión, representan la cima del lenguaje Raster-Noton, aunque advierto que se trata seguramente de los más fríos y matemáticos (advierto que los links de bajada están sin chequear, yo los pillo en soulseek; y advierto también, que no conozco todas las referencias de Raster, y más de una obra maestra me dejaré en el tintero):

1. Ryoji Ikeda - Test Pattern (parte 1 / parte 2 )
2. NHK - Unununium (aquí)
3. Mark Fell - MUltistability (aquí)
4. AOKI Takamasa - RN Rhythm variations (aquí)
5. Alva Noto - Xerox (aquí)

4.
Dejo unos videos de Ikeda y Bretschneider. Me impacta la sutil violencia de su silencio semiótico, una frialdad distante y sin embargo hermosísima, con el mismo extraño encanto sublime de un concepto geométrico elegante. El universo estético que construyen, tan abstracto y riguroso, tan aparentemente poco romántico (son algo así como la renovación vía silício de los experimentos perceptivos de Rubin y Wertheimer) es sin embargo confortable y acogedor: ese cosmos infinito y vectorial que construyen, saludablemente inhumano, termina por funcionar como un refugio contra la entropía del mundo real, edifican un mesmerizante país de las maravillas donde todo el ruido del caosmos que habitamos es bellamente traducido a un lenguaje de texturas, patrones, secuencias y pulsaciones. Una maravilla, cuya aprehensión resultará más emocionante a aquellos que se hayan leído las clases de Deleuze sobre Leibniz (aquí un ejemplo, y aquí el volumen argentino que las recoge todas, impresionante).
Al que os escribe, esto le pone un nudo en la garganta. Y perdón por la calidad de los videos, la mayoría grabados por espectadores con sus móviles, pero merece la pena.
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